Desde hace algún tiempo las campañas a favor de cuerpos naturales y “reales” han aumentado.
July 14, 2022
Desde hace algún tiempo las campañas a favor de cuerpos naturales y “reales” han aumentado, hemos dejado un poco de lado la idea de las medidas perfectas y empezamos a aceptar que tenemos diferentes fisonomías y que debemos amarnos tal y como somos.
Sin embargo hemos olvidado un poco que la aceptación de nuestros cuerpos comienza con un ejercicio de amor propio y continúa con la aceptación y el amor por el otro. Valorar nuestros cuerpos no implica odiar el de las demás. Los discursos de querernos a nosotras mismas como somos han ido aumentando, lo que me parece maravilloso, pero hemos olvidado que no es sólo querernos y aceptarnos a nosotras, sino también a los que nos rodean, porque la realidad es que vivimos en una sociedad.
Los discursos de odio que trascienden a temas políticos comienzan en nuestro día a día, en entender que somos poder femenino, que cada una de nosotras es una mujer real y que precisamente la mujer real es aquella que se acepta pero también acepta tal como es a la mujer de al lado.
Que algunas de nosotras queramos vernos flacas o que algunas otras prefiramos tener más curvas, que algunas amemos nuestras estrías y que otras no las soportemos no nos hace enemigos ni blancos de críticas, si alguna de nosotras no ha culminado su proceso de aceptar cada parte de su cuerpo no es nuestra enemiga, es una más que debe ser amada y comprendida, si alguna quiere ocultar sus brazos porque no se siente cómoda mostrándolos, no la hace una cobarde, la convierte en humana y no debe ser juzgada por nosotras, al contrario, debemos ser su apoyo.
La aceptación de nuestra amiga, vecina, hermana, extraña, aplica no sólo por admirar y entender que ese es el cuerpo y el estilo que ella decidió y escogió para ella, también implica aceptar las decisiones que cada una ha tomado para su vida. Aceptar que lo que yo considero que es mejor para mi no es lo mejor para las demás, entender que las mujeres reales somos todas, las que salimos trabajar, las que preferimos quedarnos en casa, las que tenemos hijos humanos, perrunos o gatunos y las que optamos por no tener hijos.
Este artículo es una invitación a la aceptación propia y a la aceptación a los demás, una invitación a respetarnos a nosotras mismas y a las demás, de amarnos a nosotras pero también de entender que así como poco a poco hemos entendido que somos mujeres reales que intentamos dar lo mejor de cada una, cada mujer que nos rodea está en ese mismo proceso. Es una invitación a la tolerancia a omitir una crítica que no aporta nada positivo, es un invitación a retirarnos de extremos dañinos y aceptar que así como cada cuerpo es perfecto, la decisiones de cada una también son perfectas.